leemos

LIBRO "LA ISLA DEL TESORO"

Resumen CAPITULO I

EL VIEJO LOBO DE MAR EN LA POSADA DEL "ALMIRANTE BENBOW"

Cuenta el relato detallado de lo que aconteció en la isla del Tesoro, excepto la posición de la isla, ya que parte del tesoro aún sigue allí.

El viejo lobo de mar llegó caminando a la puerta de la posada del Almirante Benbow, con el baúl detrás en una carretilla; con la ropa vieja y sucia, pidió un vaso de ron, lo bebió lentamente, mientras se volvía a mirar el entorno.

Al informarse de que la posada no tenía muchos clientes, se hospedó en ella.

Después le dijo al mozo de la carretilla que descargara el baúl, que se quedaría allí una temporada.

No dijo su nombre, quería que le llamasen capitán. Eso es todo lo que se   consiguió saber del huésped.

Era un hombre muy callado. Se pasaba el día merodeando por la ensenada o por el acantilado, con un catalejo de latón. Cuando se le dirigía la  palabra; se limitaba a levantar la vista.

Cuando regresaba de su paseo, preguntaba si había pasado algún marinero, quería evitarlo. Cuando un marinero se hospedaba lo observaba a través de la cortina antes de entrar en la sala. Al hijo del almirante  le prometió una moneda de plata cada mes a cambio de avisarle si veía a un marinero con una sola pierna en el mismo momento que apareciera.

Cuando se emborrachaba contaba historias vividas que atemorizaban a los vecinos, al almirante  no le pagó su estancia en la posada, solo las cuatro primeras monedas del primer día.

Durante el tiempo que vivió en la posada nunca se cambió de ropa, nunca habló con nadie más que con los vecinos, sólo cuando estaba borracho de ron. En cuanto al baúl, ninguno lo vimos jamás abierto.

Sólo se enfadó una vez, cuando la enfermedad del almirante estaba muy avanzada. El doctor Livesey vino a verlo y mientras tomaba un refrigerio esperando le trajeran su caballo pasó a la sala, el capitán cantaba y quería que todos los escucharan, pero el doctor siguió conversando sin echarle cuenta.
El capitán sacó una navaja y lo amenazó, el doctor muy sereno se dirigió a él y  le ordenó que guardara la navaja. Además de médico, era magistrado y, a la mas mínima queja contra él, tomaría las medidas pertinentes para detenerle o expulsarlo de esas tierras.

El capitán se sosegó durante muchas noches.

Resumen CAPITULO II

PERRO NEGRO APARECE Y DESAPARECE 

Poco después se produjo el primero de los misteriosos acontecimientos que acabaron por librarles del capitán. Aquel invierno fue muy crudo, el almirante estaba peor y su mujer e hijo se hicieron cargo de la posada.

Fue una mañana de enero, el capitán se había levantado mas temprano de lo normal, y se dirigió hacia la playa con su machete y su catalejos, y lo último que se oyó fue una especie de gruñido de indignación.

Jim estaba preparando las mesas de la posada cuanto entró un hombre que no había visto nunca, no parecía marinero, aunque algo en él olía a mar.

Jim le sirvió un vaso de ron, después se interesó en saber la mesa de su compadre Bill, pero por ese nombre no conocían a nadie, que era la del capitán, y preguntó si el capitán tenía un chirlo en la mejilla.

El chaval le dijo que había salido a dar un paseo, pero que seguro que volvería pronto, se quedo en la sala merodeando, Jim salió a la carretera pero el forastero le dijo que volviera dentro.

Vieron venir al capitán, se pusieron detrás de la puerta para darle una sorpresa a su compadre Bill.

El capitán entró y dio un portazo, hola Bill, le dijo el  forastero, el capitán se quedó pálido al reconocer a Perro Negro, se sentaron los dos a hablar, pidieron ron y  que dejara la puerta abierta.

Se quedaron a solas y lo único que se les escuchó fue - ¡Si hay que acabar en la horca, acabaremos todos!

De repente las sillas y las mesas volaron, luego un grito de dolor, Perro negro huía herido de un hombro y el capitán detrás de él. Cuando llegó al camino Perro Negro desapareció en un momento. El capitán regresó pidió ron y dijo que debía marcharse de aquí, se oyó que algo muy pesado caía en la sala, era el capitán, en esos momentos la mujer del posadero bajaba y entre ambos levantaron la cabeza, en ese momento entró por las puertas el doctor que venía a visitar al posadero.

El doctor atendió al capitán, había sufrido una apoplejía, le sacó mucha sangre  antes de que despertará, preguntó por Perro Negro, el doctor le contesto que no había mas perro que su genio, y que si no dejaba de beber se moriría.

Lo subieron a la habitación. el doctor comentó que le había sacado sangre para tenerlo apaciguado una semana. Pero si sufría otro ataque no saldría del paso.


Resumen CAPITULO III

LA MARCA NEGRA

A eso del mediodía Jim llegó a la puerta del capitán con unas bebidas frescas y su medicina. Estaba tumbado.

Pidió que le trajera un vaso de ron, al principio por las buenas, después en tono amenazador y por último suplicando. Al final se lo llevaron para que el posadero no se enterará ya que ese día se encontraba peor.

También preguntó cuanto tiempo debía quedarse en la cama, le dijo que una semana.

¡Rayos y truenos! - exclamó - ¡Ni hablar!. De aquí a entonces ya me habrían dado la marca negra.

Comentó que Perro Negro era un canalla, pero que aún lo había peores. Y que se la tenía que apañar para largarse antes de que le entreguen la marca negra, dijo que lo que andaban buscando era su viejo baúl; le dijo al chaval que cogiera un caballo y que avisará al doctor y a los magistrados y gente por el estilo que en la posada le iban a echar el guante a toda la tripulación de Flint. El era el segundo oficial y el único que conoce el lugar, se la dio cuando yacía moribundo.

Pidió que no dijera nada hasta que no le dieran la marca negra, volviera a ver a Perro Negro, y sobre todo a un marinero con una sola pierna.

Jim debía seguir vigilando, y le ofreció ir a medias.

Estuvo a punto de contarle todas la confesiones del capitán al doctor, pero esa misma noche se murió su padre de repente y todo lo demás pasó a un segundo plano.

A la mañana siguiente el capitán bajo a la sala como de costumbre, estaba débil, subía y bajaba con gran dificultad y seguía pasándose con el ron. 

Al día siguiente del funeral del posadero, Jim vió a alguien acercándose por el camino, era ciego y andrajoso y dirigiéndose al aire preguntó en que lugar del  país se encontraba.

Jim le dijo donde se encontraba y pidió que le llevaran a la posada delante del capitán o le rompería el brazo, al capitán se le paso la borrachera solo de ver al mendigo. El mendigo le dijo que los negocios son los negocios y dándose la mano le paso algo que el capitán cerró el puño al instante.


De repente se marchó por el camino, tanto Jim como el capitán tardaron un buen rato en recuperarse. El capitán miró lo que tenía en la palma.

Seis horas tenia para librarse de ellos.

Y se puso de pie de un salto. Pero cayó de bruces sobre el suelo, había caído fulminado por un ataque de apoplejía.

Resumen CAPITULO IV

EL BAÚL

Jim se apresuro a contarle todo lo que sabia a su madre, y comprendieron que se encontraba en una situación difícil y peligrosa. Los dos estaban aterrorizado decidieron salir a pedir ayuda a la aldea mas cercana.

Sintieron gran alivio al llegar a la aldea pero nadie quiso regresar con ello al "Almirante Benbow", cuanto más contaban sus problemas. El nombre del Capitán Flint, era bastante famoso para ellos y los hacia temblar. Pudieron conseguir que varios hombres fuesen a caballo a buscar al doctor Livesey.

La madre de Jim declaró que no estaba dispuesta a perder el dinero que le pertenecía a su hijo y que si nadie se atrevía ellos dos volverían solo y abriría al baúl aunque le fuese la vida en ello. Todo lo que hicieron fue darle una pistola cargada y prometerle que tendrían caballos preparados por si les perseguían a la vuelta.

Cuando llegaron de vuelta cerraron puerta y ventanas y decidieron quitarle la llaves al Capitán, cuando Jim se acercó al cadáver vio la marca negra y una nota que decía tiene hasta las 10 y solo eran las 6.

Jim busco las llaves pero no la encontraba en ningún bolsillo, pero al fin estaba colgadas de su cuello.

Corrieron a la habitación  para abrir el baúl que llevaba la inicial "B" grabada a fuego, consiguieron abrirla. En el interior había un traje cuidadosamente doblado y cepillado y varias cosas mas de poco valor, entre los últimos objetos encontraron un paquete que parecía tener papeles y una bolsa de oro, la madre de Jim empezó a contar el dinero para poder recuperar lo que le debía el Capitán, cuando llevaban contado mas o menos la mitad Jim escuchó el golpeteo del bastón del ciego, cada vez se oía mas cerca, golpeo la puerta con fuerza en mas de una ocasión, después se marchó.

A pesar de lo asustados que estaban siguieron contando el dinero hasta que escucharon un silbido a lo lejos. La madre se conformó con lo que había contado pero Jim decidió llevarse los papeles para cuadrar las cuentas.

Salieron rápidamente de la posada. A menos de la mitad del camino de la aldea empezaron a oír el sonido de varias pisada que se acercaban corriendo. Pensaba que había llegado su última hora, pero pudieron refugiarse debajo de un puentecillo.

Resumen CAPITULO V

LA MUERTE DEL CIEGO


La curiosidad de Jim pudo más que el temor, salió de debajo del puentecillo donde se habian escondido y se arrastró detrás de unas matas donde podía observar el camino, donde vio a ocho enemigos corriendo.

Cinco de ellos entraron en la posada y dos de ellos se quedaron con el mendigo ciego en la puerta que era el que daba las ordenes, descubrieron que Bill estaba muerto.

El ciego ordeno que registrasen a Bill y que subieran por el baúl. Poco después se abrió la ventana del cuarto del capitán y se escuchó una voz que le decía al ciego, que alguien había tomado la delantera y habían desvalijado del baúl, que el dinero estaba allí pero ni rastro del escrito de Flint.

El ciego estaba seguro que era lo había cogido la gente de la posada y mando a sus muchachos a buscarlo.

Luego se oyó un gran revuelo, pusieron la posada patas arribas y no consiguieron encontralos por ningún lado, se escuchó de nuevo el silbido. Jim se dio cuenta que era un aviso de peligro para los bucaneros.

Pero el ciego no le hizo caso ya que pensaba que Dirk era un necio y un cobarde y ordenó seguir buscando a Jim y a su madre, les gritaba que tenían millones al alcance de sus manos y que sabían que estaba allí y que no se movían.

Ellos le decían al ciego que tenían los doblones, que lo dejara ya, pero el ciego empezó a dar palos a diestra y sinestra y a insultarse.

Aquella pelea fue la salvación de Jim y su madre, se oyó un ruido del galopar de unos caballos, al mismo tiempo un pistoletazo y los bucaneros salieron todos disparados cada uno por una dirección distinta, dejaron abandonado al ciego que se fue corriendo hacia la aldea llamando a sus hombres.

En aquel instante se oyó el ruido de los caballos y el ciego se dio cuenta que iba por el camino equivocado se dio media vuelta gritando, pero termino debajo de unos de los caballos que lo pisotearon y rodó de lado hasta quedar boca abajo y ya no se movió más.

Jim se puso de pie y llamó a los jinetes que resulto ser el jinete que había ido a avisar al doctor y agentes de aduana. 

En cuanto al madre se recupero enseguida. Y mientras el superintendente cabalgando hasta el agujero del Gato pero el lugre ya se había echado al mar.

Jim regresó con el señor Dance a la posada que estaba destrozada, aunque solo se habían llevado la bolsa de los doblones y algunas monedas del bar. El señor Dance no comprendía nada, se habían llevado el dinero, entonces que buscaban, Jim le dijo que lo que buscaban lo tenia él y que quería ponerlo a buen recaudo entregándoselo al doctor Livesey.

Así que salieron al trote hacia la casa del doctor.

Resumen CAPITULO VI

LOS PAPELES DEL CAPITÁN

Cuando llegaron a la casa del doctor no se encontraba, le indicaron que estaba en la mansión del caballero y se dirigieron hacia allí, los invitaron a pasar y el criado los acompañó hasta ellos y después de saludarse el señor Dance contó su historia.

El doctor le pidió a Jim lo que los bucaneros andaban buscando, lo cogió y sin abrirlo lo guardo en su casaca, informó a los demás que el chico se quedaría a dormir en su casa y le dieron de cenar.

Mientras el doctor y el caballero hablaban del capitán, de que habría en los papeles y del tesoro de Flint. El caballero comento que estaba dispuesto a fletar un barco y llevar al doctor y a Jim con él para buscar el tesoro aunque le costara un año encontrarlo.

Abrieron el paquete don había una libreta y un papel lacrado. En la libreta había palabras aisladas e incompresibles, las diez o doce paginas siguientes estaban llenas de anotaciones curiosa, con fechas, sumas de dineros, el nombre de algún lugar, o indicaciones de latitud y longitud. Al final se había obtenido un total definitivo y las palabra "Bones, su lote".

El doctor no entendía nada, pero el caballero aclaro que las cruces correspondían a los nombres de los barcos o ciudades que saquearon, las sumas la parte que le tocaba y que las cantidades aumentaba a medida que ascendía de categoria. Poco más había en la libreta, salvo algunas posiciones geográficas anotadas al final de la misma.

El papel lacrado contenía el mapa de una isla con indicaciones de latitud y longitud y todos los detalles para conducir a un barco a un fondeadero seguro de sus costas, y los más importante, tres cruces en tinta roja, dos en la parte norte de la isla y una al sudoeste con esta anotación "Aquí el grueso del tesoro", y más información en el anverso.

El caballero entusiasmado dijo que en tres semanas tendrían el mejor navío, Jim como grumete, el doctor como doctor y él como almirante.  Tendrían vientos favorables, una rápida travesía y encontrarían el lugar y después dinero a punta pala.

El doctor explicó que deberían tener la boca cerrada, pues había más personas buscando el mapa, como los bucaneros que perseguían a Jim, los que se marcharon en el lugre y otros cuantos más que no estarían muy lejos, y que no deberían estar solos.

Resumen CAPITULO VII

MI VIAJE A BRISTOL

Tardaron mucho más de lo previsto  en estar listo para hacerse a la mar. Mientras tanto Jim siguió viviendo en la mansión casi como un prisionero, soñando en el viaje.

Así fueron pasando las semanas, hasta que un día llegó una carta dirigida al Doctor que se encontraba en Londres buscando un sustituto para cubrir su ausencia, Jim leyó la carta que decía que ya había conseguido un barco llamado Hispaniola. Jim también descubrió en la carta que el caballero contó que zarparían en busca de un tesoro.

El caballero conoció a Silver el Largo y lo contrató como cocinero del barco, entre los dos consiguieron en pocos días la tripulación completa.

El caballero también pedía en su carta que el doctor y Jim fuese sin demora a Bristol.

Jim se puso muy contento al leer la carta y fue a despedirse de su madre a la posada que el caballero había reparado a su costa todos los desperfectos y además le puso un aprendiz para ayudar a su madre mientras que Jim no estaba.

Al día siguiente tomaron una diligencia hacia Bristol, Jim fue todo el camino dormido y al despertar ya se encontraba en su destino.  Siguieron su camino andando hasta llegar a la posada donde se encontraba el caballero y el doctor que llegó la noche anterior.

Ya se encontraba la tripulación completa y dispuestos para zarpar al día siguiente.

Resumen CAPITULO VIII

EN LA TABERNA "EL CATALEJO"


Cuando acabó de desayunar Jim, el caballero le dio una nota para John Silver, en la taberna El Catalejo, siguió el muelle hasta encontrarla, salió un hombre de un cuarto, era muy alto y fuerte, tenia la pierna izquierda cortada y llevaba una muleta que manejaba con destreza.

Jim se decidió a entrar y le entregó la carta a John el largo. En ese momento Jim vio salir a un hombre de la taberna al que reconoció, era el que llegó primero a la posada del Almirante Benbow.

Jim gritó ¡Detened a ese hombre ¡Es Perro Negro!, y explicó a Silver que era unos de los bucaneros, Silver envió a dos hombres a que lo atrapara, cuando los dos hombres volvieron sin aliento a la taberna, cotaron que le fueron imposible alcanzarlo.

Jim y Silver fueron a buscar al capitán y al doctor para contarle lo sucedido, le  contaron la historia de cabo a rabo, se lamentaron de lo ocurrido.

Esa misma tarde subirían a la goleta para una visita de inspección.

Resumen CAPITULO IX

PÓLVORA Y ARMAS

Cuando llegaron a la Goleta el segundo oficial el señor Arrow los saludó según subían a bordo. El y el caballero se llevaban muy bien pero no era así con el señor Trelawney.

Cuando entraron en la cámara de oficiales llegó un marinero anunciando que el capitán Smollett quería hablar con el caballero.

El capitán se puso a contar que no le gustaba la travesía pues ya que a el no le habían contado nada y se había tenido que enterar por la tripulación y en busca de un tesoro le parecía muy peligroso, segundo pensaba el capitán que debía haber buscado la tripulación de su confianza y no la que le habían impuesto. Y además  añadió que estaban guardando la pólvora y las armas en el sitio equivocado y que las cuatros personas de confianza del caballero debería acomodarlas cerca de esa cámara.

Después de escuchar al capitán el doctor dedujo que que quería llevar el asunto con máxima discreción, convertir la popa en un fortín defendido por la gente de confianza. Temían un motín. 

Estaban todos en plena faena , trasladando la pólvora y los catres cuando llegaron los dos últimos miembros de la tripulación.

Resumen CAPITULO X

EL VIAJE


Toda la noche la pasaron con mucho ajetreo, ya cerca del amanecer  la tripulación empezaron a preparar la partida, comenzaron  una canción que Jim ya conocía pues la cantaba el capitán en la posada, antes de que se pudiera echar a dormir ya estaban rumbo a la isla del tesoro.

Durante el viaje ocurrieron dos sucesos que había que contar.


El primero es que el segundo oficial el señor Arrow estuvo todo el viaje bebido y aunque nunca supieron de donde sacaba la bebida si es verdad que no cumplía con sus funciones y además una mala influencia para sus hombres.

Una noche de fuerte marejada desapareció sin dejar rastro, se quedaron sin segundo oficial, y tuvieron que ascender alguno de los marineros.

Tuvieron algunos temporales durante la travesía que pusieron de manifiesto las cualidades de la Hispaniola y de toda la tripulación que la tenían muy mimada con la comida y que además en el puente tenían un tonel lleno de manzana para que la comieran cuando la quisieran.

El último día de viaje hacia la isla del tesoro al anochecer cuando Jim se disponía ir a dormir se le antojó una manzana. Subió a cubierta y se metió de un salto al tonel pues apenas quedaba manzana. Se estaba quedando casi dormido cuando  Silver se apoyó en el tonel y alcanzó a escucharle una docena de palabra que pondría en peligro a todas las personas decentes que había a bordo. 

Resumen CAPITULO XI

LO QUE OÍ DESDE EL TONEL DE MANZANA

No, no era él dijo Silver, el capitán era Flint, él era solo cabo, por lo de la pata de palo. Estaba contando a las personas que ahorcaron los hombres de Roberts por cambiarles los nombres a sus barcos. El marinero más joven que había a bordo lo escuchaba con admiración.

Contó el dinero que ahorró en sus viajes y que lo tenía a buen recaudo, no como otros que los despilfarraron y que después pasaron hambre y miseria. Algunos de los hombres de Flint están muertos y la mayoría a bordo encantado de que les den gacha pues vivían de limosna.

También contaba que los caballeros de fortuna viven jugándose el pellejo y se expone a que lo ahorquen, pero cuando acaba la expedición tiene los bolsillos llenos de libras que se lo suelen gastar en ron y mujeres. Pero Silver guarda el dinero y cuenta que cuando vuelva de la expedición será un respetable caballero, le ha pedido a su mujer que saque el dinero del banco y que venda El Catalejo y liquidado renta, clientela y enseres y lo esperará en un lugar que sólo él sabe.

También decía que a los marineros de Flint ni el mismísimo diablo se habrían atrevido a embarcarse con ellos.

Silver tras un silbido llamó al timonel Israel Hands y le dijo que Dick era de fiar. Israel declaró que ya estaba hasta la coronilla del capitán Smollett. Silver le dijo que tenían al capitán que pilota el barco, al caballero y al doctor con el mapa ya que ellos no sabía como localizar el material y que lo subirían a bordo y que cuando lleve la mitad del camino de regreso darían el golpe.

Silver lo que esperaba de sus hombres era que cuando llegaran a tierra no se emborracharan de ron y echara a perder su plan, Dick preguntó que cuando llegara el momento que pensaba hacer con ellos, su decisión era matarlos a todos y que Trelawney era para él.

Mientras que Dick hacia el recado que le había ordenado Silver, Israel comentaba que nadie más se uniría a ellos, lo que quería decir que aún quedaría personas honradas a bordo.

Un rayo de luz cayó sobre el tonel de manzana era la luna que había salido y al mismo tiempo la voz del vigía gritó ¡Tierra a la vista!

Resumen CAPITULO XII

CONSEJO DE GUERRA

Se produjo una avalancha de pasos sobre cubierta, al instante Jim salió del tonel y corrió donde se encontraba toda la marinería, se vieron dos cerros separados y por detrás de ellos un tercero. Luego tomaron rumbo a ellos, el capitán preguntó si alguno había visto antes esas tierras, Silver contestó que él si para repostar agua y que el fondeadero está al sur protegido por un islote que lo llamaban isla del Esqueleto, que en su día fue un nido de pirata, y los otros tres cerros:  el del Trinquete, el del Palo Mayor (solían también llamarlo cerro del Catalejo) y el de la Mesana.

El capitán le enseñó un mapa a Silver y le preguntó si aquel era el lugar, el mapa era una copia exacta de la que había en el baúl pero sin cruces y sin las notas. Silver confesó que aquel era el lugar y le indicó como maniobrar.

El capitán, el caballero y el doctor estaban charlando cuando Jim quería contar su relato y cuando tuvo la oportunidad le dijo al doctor que quería hablar a solas con él.

El doctor le había comunicado la petición de Silver a los otros dos. El capitán convocó  a todos los marineros a cubierta y le comunicó que aquel era el lugar que buscaban y que para celebrarlo ellos bajarían al camarote para celebrarlo y a ellos le servirian grog para que bebieran.

Después, los tres caballeros bajaron al camarote y mandaron a llamar a Jim él contó lo más sucintamente que pudo todos los detalles de la conversación de Silver.

Invitaron a Jim a sentarse a la mesa y brindar con ellos ya que estaban en deuda con él. El capitán después de los acontecimientos tenia tres o cuatro puntos que exponer.

Primero: no podían dar la vuelta porque se sublevarían inmediatamente.

Segundo: tenían tiempo por lo menos hasta encontrar el tesoro. 

Tercero: había algunos hombres leales, pero no se sabía quien, en principio ellos tres Jim y los tres criados del doctor. Y poco más podía contar el capitán, sino estar en guardia con ojo avizor hasta saber con quien podían contar, tenían que mantener la calma y que Jim podía ayudarle más que nadie ya que los hombres no se recataban en hablar delante de él.

Entre tanto siete de veintiséis eran leales y uno de ellos era solo un muchacho.